(El doctor Francisco Vizoso Piñeiro, residente durante muchos años en Salinas, es hoy una autoridad en el revolucionario campo de la medicina regenerativa).
El otro día me encontré de nuevo con Francisco Vizoso, personaje muy cercano para el público en general por el constante eco que sus extraordinarias investigaciones sobre las células madre encuentran en los medios de comunicación.
Francisco Vizoso en el casco histórico de Avilés.
En Avilés su persona resulta familiar, pues ha estado viviendo veinte años en Salinas y por tanto peregrinando constantemente a la villa, sobre todo para patear el casco histórico. ‘Vicio’ que sigue conservando cuando puede pues ya no vive aquí.
Explorar, descubrir… es lo que ocupa gran parte del tiempo de este prestigioso cirujano y actual responsable de la Unidad de Investigación en el gijonés Hospital de Jove. Sus días, a juzgar por su dedicación, deben tener 43 horas cada uno.
Fran Vizoso volvió a Avilés aunque en esta ocasión para revolver el cotarro, o sea al personal que lo escuchaba fascinado en un salón de la Casa de Cultura hablando del estado actual de las investigaciones de su equipo sobre las células madre, materia en la que el científico es un adelantado, otro más, aunque Vizoso lo sea en investigación y no de La Florida.
He de recordar a otros avilesinos, de nación o de pación, destacados en este campo –algunos ya fueron episodio aparte y otros lo serán próximamente– como Pedro Lucuce Ponce (matemático e ingeniero militar), Celestino Graiño Caubet (padre de innovadores recursos medicinales), Francisco Graiño Obaño (astrónomo), Eduardo Carreño Valdés (naturalista) o los médicos Aznar González (Blas y Claudio), etc. Aparte, por supuesto, de la investigación industrial.
El científico con algunos de sus colaboradores. Por la izquierda: Noemí Eiró, Belén Fernández y Luis Ovidio González.
Actualmente Francisco Vizoso, es un profesional muy destacado en el panorama internacional de la medicina regenerativa con células madre, considerada como la del futuro y con la que parece que se podrían evitar muchos de los efectos adversos de los fármacos y de los trasplantes. Una revolución.
Hace tres años la Unidad de Investigación del Hospital de Jove que dirige, presentó un importante avance (otro más) en la lucha contra las enfermedades degenerativas al hacer público el descubrimiento de un tipo de células madre procedentes del útero de mujeres en edad fértil, poseedoras de un extraordinario potencial para regenerar tejidos dañados de cualquier tipo, desde neuronas hasta músculos o huesos. Y siguen avanzando en este campo, llave de nuevas terapias contra enfermedades actualmente sin cura.
Francisco Vizoso tiene declarado «Desconozco el grado de éxito que podemos tener, pero sé que el mayor fracaso es no intentarlo».
El conferenciante Francisco Vizoso y Alberto del Río presentador del acto.
Con tal filosofía se toma su trabajo este hombre, del que tengo leído que un día se presentó en su consulta hospitalaria un viejo pescador de Candás con una bolsa repleta de calamares como gratitud por una operación de hernia que le había efectuado Fran Vizoso. Éste se lo agradeció mucho pero más le agradecería, le dijo, que lo llevara con él en su barca un día en que saliera a pescar. Pero no fue un día, porque desde entonces el científico estuvo saliendo con el pescador en una pequeña y vieja barca a las cinco de la mañana, de muchos fines de semana y durante cinco años hasta que la edad del marinero (92 años), lo permitió. El viejo pescador trataba al médico como un hijo, tanto que a su muerte le dejó en herencia su vieja embarcación. No trato de establecer paralelismos con Hemingway y su obra ‘El viejo y el mar’, pero tengo para mí que aquello fue la madre de todas las válvulas de escape para un científico y cirujano súper abrumado por la responsabilidad de su trabajo. De hecho Vizoso confesó haber aprendido, con aquella experiencia, grandes cosas de la pesca ‘y de la vida’.
Y ahí sigue fiel, tanto a su misión de investigador como a su labor misionera divulgativa. Habla de medicina en foros abiertos al público en general y se le entiende todo, no tiene letra de médico. Aquí en Avilés platicó sobre el potencial terapéutico que poseen las células madre del cuello uterino, descubiertas en Jove, en un mundo en la que casi el 40% de su población padece enfermedades que conllevan la pérdida de tejido por procesos inflamatorios y patologías como el Alzheimer, la esclerosis, o la artritis reumatoide, dice Vizoso. Estamos pochos, digo yo.
Gráfico de Emaze.
También anunció que tras los éxitos que dichas células madre han tenido en roedores, esperan que la Agencia Española del Medicamento les facilite los permisos pertinentes para iniciar los ensayos clínicos con personas. O sea, la hora de la verdad que decía García Lorca y le copiaron los taurinos.
Los hallazgos de Vizoso, y su equipo de Jove, parieron también un proyecto ciudadano de apoyo, una fundación de ámbito nacional formada por agentes sociales y asociaciones de pacientes conocida como FICEMU (Fundación para la Investigación con Células Madre Uterinas) con sede social en Gijón. La presidencia del Comité Científico de FICEMU recae, como no, en Francisco Vizoso.
Estoy hablando, así a vuela pluma, de alguien que lleva dirigidas 30 tesis doctorales o que es autor de más de 200 publicaciones científicas (180 de ellas internacionales) y otras 200 comunicaciones en congresos nacionales e internacionales. Está honrado por números reconocimientos sociales, aparte de 50 galardones científicos, entre ellos el ‘Premio Nacional de Cirugía’ o el ‘Severo Ochoa’ o el ‘Claudia Ellis’ del Instituto Catalán de Oncología.
Fue otro investigador bioquímico, Federico Mayor Zaragoza, quien me dijo hace años paseando por Sabugo que ‘El pasado hay que mirarlo como el retrovisor del coche, con el tiempo suficiente para seguir adelante’. Esta sentencia, del ex Director General de la UNESCO, creo que retrata a Francisco Vizoso Piñeiro, trabajador incansable como no se pueden ustedes imaginar, siempre mirando hacia delante, indesmayable e ignorando dificultades e injusticias –más abundantes de lo normal y que él calla– quizá porque sabe que la vida es demasiado corta para perder el tiempo lamentándose sobre todo cuando hay que seguir explorando para entrar en esa realidad curativa, tan fascinante, de las células madre.
Un mundo éste, el de las células madre, donde Vizoso es uno de los padres.
Fuente: El Comercio
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